top of page
  • Blanco Icono LinkedIn
  • White Twitter Icon
  • White Instagram Icon

El yoga de Instagram y las “posturas desafío”

  • Foto del escritor: angelacantador
    angelacantador
  • 30 ene 2021
  • 3 Min. de lectura

Una reflexión desde la propia contradicción



Fuente: Pexels


30 ENERO 2021


Con la llegada de la pandemia y de las primeras cuarentenas, una influencer que seguía en Instagram empezó a ofrecer clases diarias y gratuitas de yoga por sus redes sociales. Y un día lo probé. La sensación de relajación que me dejó fue tan auténtica y pura que, en un contexto tan extraordinario de confusión y nerviosismo, me enganchó. Se convirtió en el placer de cada tarde durante cuatro meses. Poco a poco fui aprendiendo el nombre de las asanas y la variedad de estilos. Mi interés fue creciendo hasta el punto de que llegué a comprarme libros para entender más el sentido de esta práctica milenaria. Y cuando terminó el encierro, me apunté a un centro local.


A partir de entonces, empecé a practicar de forma asistida. Comencé con las clases para principiantes, pero con el tiempo fui avanzando de nivel y priorizando los estilos que más sentido me hacían. Y terminé por ir varias veces a la semana. Porque al sentimiento de tranquilidad empezó a seguirle otra sensación igual de potente: la de bienestar físico. Nunca he sido amante de los deportes y, de hecho, me corrijo continuamente para no categorizar el yoga como un deporte. De hecho, no concibo la idea de practicarlo en un gimnasio, como una clase más. Pero para que negarlo: me produce una gran satisfacción los resultados de su práctica física. Sentirme más fuerte, más flexible, retarme y lograr posturas que jamás hubiera imaginado que podría a hacer. En parte, es una sensación positiva. No deja de ser una oportunidad para conocer el cuerpo, ver como se transforma y aprender a respetar sus tiempos. En definitiva, tomar consciencia de uno mismo.


Si eres una persona que, como yo, no se para de manos desde que tenía cinco años, cuando logras volver a hacerlo es inevitable que aparezcan las ganas de retratarlo. Y no me parece un problema; al fin y al cabo, es un retrato de la satisfacción propia. A veces -en mi caso muchas-, cuando logras una postura o una transición en la que llevas tiempo trabajando, el deseo de compartirlo con el mundo te puede. Y tampoco me parece inconveniente. Es normal, hay muchas horas de práctica detrás y un gran esfuerzo. La primera “postura desafío” que me salió fue Bakasana; con Salamba Sirsana no podía creerlo. Y el día que me salga Pincha Mayurasana, ni lo cuento.


No, el problema no creo que esté en mostrar, sino en que la meta acabe por ser un “hacer para mostrar”. Porque no solo damos una idea equivocada de lo que es el yoga, sino que nosotros mismos acabamos por confundirnos. Me pasa a veces que veo en las redes un tutorial de una "postura desafío" y me entran las ganas de intentarla. Si logro hacerla, igual me hago una foto y la subo. Normalmente, a los pocos minutos me siento absurda. La sensación es todavía peor cuando alguien de tu entorno, muy sabiamente, sube un post recordando que el yoga no es solo asanas bonitas; publicaciones que pueden provocarte un pequeño ataque de vergüenza, pero que en el fondo agradeces que estén ahí para recordar lo esencial. Además, debe tenerse en cuenta que al final la gente se aburre. Al principio, a todos nos choca ver a alguien conocido haciendo Sirsasana, sobre todo si no es una persona dada a la actividad física. Pero las redes están demasiado saturadas de gente haciendo lo mismo.


En definitiva, apuesto sinceramente por mostrar aquello que nos enorgullezca y que nos haga sentido. Es difícil lograr mantener la autoestima en un sistema que te empequeñece continuamente en muchos sentidos. Y todos queremos dar fe de nuestros logros, en un momento u otro. Sin embargo, creo que el gran reto para los que practicamos yoga seguirá siendo recordar día a día que la foto más importante no es una postura de postal.



Comments


¿Tienes algo que contarme?

© 2020 por ÀNGELA CANTADOR con Wix.com

bottom of page